Estoy barajando tres ideas, tres conceptos, para mostrar a un pequeño porcentaje del mundo mi peculiar manera de ser. Estos tres eslabones son: retazos de vida, momentos mágicos y de alma a alma. Me inclino por este último titular, deseando formar un puente con él, para llegar a cada uno de vosotros en forma de comprensión.
Tras mucha gimnasia meditativa, uno llega a contactar con esos duendecillos internos que están en conexión con lo universal, formando parte del Todo, para mostrarnos sus inconmensurables prodigios.
A estos duendecillos, algunos también les llaman musas o inspiración, son legión, con misiones específicas.
Un día, un duendecillo me concedió la potestad de poder ver salir a un gorrión, por la fría boca de un cañón, de esos que decoran algunas plazoletas de nuestra geografía, rememorando viejas gestas. Allí estaba el duendecillo de la inspiración dictándome construir un tema con la pregunta:
¿Cuándo llegará el día que los cañones sean nidal de pajarillos?
Otro día, el duendecillo con cara compungida, me hizo viajar a mi juventud, en la escuela, mostrándome la faz del sin vivir, del caminar sin camino, del sonreír sin sonrisa del amigo camarada, cargado con el hato de la drogadicción.
El duendecillo de la inspiración me dictó lo triste que es tirar la juventud por la ventana cuando hay ¡tantas cosas! por vivir y disfrutar aún en el camino.
Otro duendecillo, aprovechó un vespertino saludo infantil, portando en la mano una pistola de juguete, al tiempo que se presentaba con el nombre de Enoé. «Enoé, le dije: es más barato un lápiz, un pincel, una guitarra, un pequeño libro de cartón que una pistola, aunque sea de juguete…
En definitiva, soy una persona, que contactando asiduamente con su interior, intenta navegar y aprender por los infinitos canales del Universo, hasta sentirse constantemente enamorado de la belleza, en todas sus latitudes.
Aún me atrae la mirada curiosa de un niño como preguntando: ¿Se vive feliz en este mundo? hasta el punto de despertar en mí las ansias de ser niño cuando sea mayor
Aún me reconforta el paso de una adolescente por mi lado, dejándome ese olor agradable a juventud y deseándole ser tan feliz y amada como yo lo he sido. Aún me subyagan las salidas y puestas de sol, las noches embrujadas, las mañanas de rocío, el saludo fragante de las flores cuando pasas por su lado.
Amo a mi familia, en las calles,y plazas y gente de mi tierra, al mundo en el que vivo, pese a la incomprensión de unos pocos, por el maltrato al que lo someten, esta es una causa de que me quede una puerta abierta aún, a muchos, ¿por qués..? ¿porqué nos separa algo tan fino y sutil, como el grosor de nuestra piel? ¿porqué guerreamos por el mismo Dios, aunque le llamemos por distinto nombre.? ¿porqué no damos un paso en el que el blanco y el negro, el cristiano y el moro, el patrón y el operario, nos demos cuenta que nos calienta el mismo sol, respiramos el mismo aire, tenemos el mismo color de sangre, gozamos y sufrimos por las mismas alegrías y lutos, y sobre todo:gozamos del mismo y precioso mundo?
A veces, cuando pienso en estas cosas, languidecen mis ganas de cantar, pero siempre, siempre, emerge lo positivo. Este es mi retrato, con mis cualidades y mis defectos, que, de nada servirían, si no encontrara en mi caminar estrellas que lo alumbraran, en mi casa, en forma de página, en un medio que nos une más a los humanos… Mi eterna gratitud a J. Manuel Maestre y Aurora, por alumbrarme hasta vosotros.
Si mi manera de ser y de pensar, o sea, mi verdad, se asemeja a la tuya ciudadano del mundo, si logro causar una emoción, una sonrisa, un suspiro, un sueño.. o si tal vez, logro pegarle un tirón a la toalla de tu inmovilismo, tú estás, con toda seguridad, en ese porcentaje del uno por cien que quiero tener por amigos y, a los que ¡seguro! agradará mi música…
Un amigo del mundo
Gabriel Sanchiz 